Si alguna vez ha investigado algo sobre el cuidado de la piel, es probable que haya oído hablar del término "radicales libres". Los radicales libres afectan nuestro cuerpo de muchas maneras y juegan un papel importante en la capacidad de funcionamiento de nuestra piel. Para comprender mejor el papel de estas moléculas en nuestro cuerpo y cómo pueden volverse perjudiciales, es importante comprender qué son y cómo y por qué se forman.
¿Qué son los radicales libres?
El Instituto Nacional del Cáncer define los radicales libres como "sustancias químicas altamente reactivas que se forman cuando un átomo o molécula gana o pierde un electrón".
Los radicales libres se forman naturalmente en el cuerpo y son necesarios para realizar ciertas funciones y mantener la salud general. Cuando se forman a través de nuestros procesos metabólicos normales, estas moléculas ayudan a descomponer los nutrientes para crear energía. Una vez que se forma un radical libre, reacciona únicamente para estabilizarse y emparejarse con otro electrón. Se trata de tomar un electrón de otra molécula sana y crear así un ciclo sin fin.
Este proceso puede tener efectos negativos en tu piel. En altas concentraciones, los radicales libres tienen el potencial de dañar todos los componentes principales del ADN y las células, incluidas las proteínas cruciales que mantienen la piel sana, como el colágeno y la elastina. También puede haber altos niveles de radicales libres en las toxinas ambientales, que pueden estimular al cuerpo a producir aún más radicales libres, causando estrés oxidativo e incluso cáncer de piel.
El poder de los antioxidantes sobre los radicales libres
El estrés oxidativo causado por el daño de los radicales libres puede contribuir a muchas afecciones de la piel. Afortunadamente, los estudios han demostrado que los antioxidantes pueden ayudar a neutralizar los radicales libres y sus efectos nocivos en nuestras células. Aunque el cuerpo produce antioxidantes de forma natural, también se pueden encontrar en muchos de los alimentos que comemos:
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La vitamina E se puede encontrar en verduras como el brócoli y las espinacas, y en frutas como el aguacate y los arándanos.
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La vitamina C está presente en muchas frutas cítricas como las naranjas y los limones, y en otras frutas y verduras como los kiwis y los pimientos rojos.
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La vitamina A se encuentra en alimentos ricos en betacaroteno, como zanahorias, calabazas y melones.
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Los flavonoides se pueden encontrar en las frutas y verduras de hojas verdes, así como en el té, el vino y el chocolate amargo.
En general, mantener una dieta rica en alimentos ricos en antioxidantes puede ayudar a frenar la formación de radicales libres y reducir el daño que causarían en nuestra piel.